De chivas y diablos

Como seguidor del beisbol mexicano, y de los Diablos Rojos en particular, uno de los acontecimientos que más me interesa esta temporada de la LMB es la decisión de los Diablos Rojos del México de incorporar, por primera vez desde 2015 (redacción: fue el año pasado sólo, no las dos temporadas anteriores, como bien explica @MonkeyManRules aquí), peloteros no-mexicanos en su roster. Hasta el momento de escribir este post, los resultados han sido bastante positivos: el conjunto escarlata ganó cada una de sus tres series jugadas y tiene un récord de 7-4. Tanto los cubanos Henry Urrutia y Alexei Ramírez como los boricuas David Vidal y Carlos Corporán figuran entre los líderes de bateo, y Corporán en particular ha demostrado destrezas defensivas detrás del pentágono que son verdaderamente impresionantes. Por temprano que sea, los Pingos parecen estar a mucho mejor nivel que en años anteriores y los extranjeros tienen mucho que ver con eso.
Para la directiva de los Diablos Rojos, estos resultados tempraneros deben de ser buena noticia, ya que la decisión de re-incorporar extranjeros se basaba por completo en el hecho de que el club más ganador de la LMB no había clasificado a la liguilla desde hace dos años, incluido el año en que jugó meramente con peloteros nacionales. Las razones por las que el club (por no decir Roberto Mansur) decidió jugar solamente con jugadores mexicanos no son, necesariamente, malas; como Mansur mismo explicó, el club quería mostrar que no era necesario aumentar el número de extranjeros permitidos en cada equipo, explícitamente haciendo referencia a la actualidad de la Liga MX como ejemplo de no seguir. Para mí, el argumento de Mansur tiene sentido, ya que la LMB es, en teoría, una liga de desarrollo. Por ende, enfocarse en el desarrollo de jugadores mexicanos a través de un límite de jugadores extranjeros me parece una decisión fiel a los ideales de la liga. La realidad, sin embargo, es otra - la LMB está vinculada con el sistema de las Grandes Ligas, pero ¿"alumnos" de la LMB que gradúan a la MLB? Pues... son escasos. ¿Por falta de nivel? Lo dudo. Mucho más tiene que ver, creo yo, el hecho de clubes mexicanos no tener vínculos profesionales con clubes de la MLB. Siendo este el caso, la Liga Mexicana no es una liga de desarrollo cualquiera. Es una liga profesional en sí, una liga con peso, la tercera liga más importante del mundo, según una voz tan eminente como la de Arturo Marcano. Y clubes de ligas así tienen que enfocarse en ganar, no en ser el abasto de otra liga.
La decisión de re-incorporar extranjeros también me interesó por otra razón. Me interesó porque yo soy gringo. Ni pocho, ni güero, soy un gringo re-gringo. Un gringo que ama a México, que lo lleva en el corazón, pero un gringo igual.
En su discurso de hace 3 años, Mansur hizo referencia a la Liga MX y cómo esa liga se encuentra llena de extranjeros que quitan oportunidades a jóvenes mexicanos. Claro está que en el momento de tomar aquella decisión Diablos Rojos quería convertirse para el beisbol mexicano a lo que son las Chivas de Guadalajara en el fútbol: un club exitoso que confía solamente en mexicanos y que triunfa igual o más que los otros. ¿Puede un no-mexicano ser fiel y verdadero seguidor de las Chivas de Guadalajara? No pregunto si fanáticos no-mexicanos hay, claro que los hay. Pero cuando Chivas gana algo, ¿pueden esos fanáticos sentir la misma emoción, el mismo orgullo, que la hinchada chiva mexicana? Me atrevo a decir que no, porque una gran parte del significado de los logros del Guadalajara se encuentra en lo simbólico nacional. Lo explica bien Ramoncito Morales:
Yo le voy al Cruz Azul, pero mi primer empleo después de terminar la carrera universitaria fue con la oficina de relaciones comunitarias del ya difunto, pero en aquel entonces recién nacido, Club Deportivo Chivas USA. Como entidad deportiva Chivas USA fue un desastre del comienzo al fin pero me gustó la experiencia, me relacionaba con mucha gente chiva de corazón y, dado el anti-americanismo innato en todo cementero, desde entonces me han caído bien las Chivas. Pero tengo el sentido de que me falta algo, como si estuviera cometiendo algún tipo de apropiación cultural, como si tomara algo que sólo debe de ser para mexicanos y dijera "eso me lo llevo yo." No hace falta señalar que cuando se refiere a apropiación cultural los gringos somos profesionales desde hace ya muchísimo tiempo.
Yo no quiero ser uno de esos gringos. No quiero tomar lo que no es mío. Yo respeto a la cultura mexicana. Hasta diría que la amo. Pero no soy latino, ni mucho menos mexicano. Y cierta parte de mi ser manda que un club de mexicanos para mexicanos debe de ser justo eso - para mexicanos. Por dos años los Diablos Rojos del México querían ser como las Chivas de Guadalajara: un club para mexicanos. Y al tomar esa decisión, un club histórico que siempre estaba abierto a todos desde el primer lanzamiento del norteamericano Theolic Smith en 1940 me rechazó a mi y a muchos otros, tal vez sin querer. La decisión de volver a abrir las puertas a todos la tomó el club mucho más por cuestiones empresariales que por cuestiones del idealismo. La estrategia chiva solo funciona si el club gana, y con una política de sólo nacionales el club más ganador de la LMB no clasificó a la liguilla, lo que significaba una sequía inaceptable. A mí no me importa el porqué. A mí me importa el hecho de que los fanáticos no-mexicanos de los Diablos Rojos podemos volvernos a sentir como parte bienvenida del club. Podemos decir que somos fanáticos de un club de todos y para todos.