"Andrés Verde" y el bilingüismo

Tal vez por su realidad geográfica, tal vez por su realidad demográfica, o más probable por una combinación de las dos cosas, en la ciudad de San Diego existe el fenómeno de traducir los nombres de figuras deportivas importantes del inglés al español. El primer y más famoso ejemplo era el caso de Philip Rivers, a quien los hinchas de los Chargers solían llamarle Felipe Rios. Hay algo muy cómico en el acto de otorgar un nombre castellano a un tipo proveniente de Alabama que seguro no sabe más español que "por favor" y "gracias." Además, solapa con la mitología futbolera del "viejo pistolero." Estupendo.
El otro ejemplo de este fenómeno se centra en la figura del manager de los Padres, Andy Green. El apodo Andrés Verde se encuentra con mucha menos frecuencia que el apodo de Rivers, se supone porque Green recién llegó a la ciudad, o porque los Padres siguen siendo el hermano menor del entorno deportivo de San Diego. Sea cual sea la razón, admito que la escasez de este apodo en particular no me cae nada mal. Felipe Rios sí es un chiste gracioso, un guiño a la naturaleza fronteriza que caracteriza la ciudad de San Diego. Andrés Verde, por otro lado, me parece mucho más problemático.
¿Por qué problemático? Porque el mismísimo Andy Green admitió que no puede hablar español. En una entrevista con la cadena radial 1090, cuando el anfitrión le preguntó como era su facilidad con el castellano, Green contestó "No bueno." Llamar al quarterback de los Chargers Felipe Rios es un acto inocente, porque por más que sea popular en ciertas ciudades de México el fútbol americano es un deporte en el cual el poder hablar español no importa ni un bledo. Pero llamar Andrés Verde al manager de los Padres, un equipo que lleva por lo menos 10 jugadores latinos en su roster de 25, cuando este no habla la lengua de sus jugadores, ya no es un acto inocente, sino es una burla de los desafíos y las dificultades que enfrentan los jugadores latinos para llegar a las Grandes Ligas.
Con la cantidad de latinos que hoy laburan en las Grandes Ligas, y con lo trascendente que son, me es para criticar duramente que un hombre puede conseguir uno de los 30 puestos de trabajo más codiciados del mundo beisbolero sin poder hablar ni una palabra del español. Iba a decir "para no creer," pero eso no es la verdad, porque se ve claramente que el bilingüismo no es una de las características valoradas en cuanto a managers de la MLB. Y supongo que uno puede estar en desacuerdo conmigo, discutiendo que ya no es necesario dado que los reglamentos mandan ahora que cada equipo tenga un traductor como parte de su personal, o que el manager tiene que enfocarse en todo el equipo no tan solo los latinos, o hasta que la mayoría de los managers son norteamericanos y "beisboleros de por vida" así que no tenían la oportunidad de aprender otro idioma.
Y a todos eso argumentos, yo les pongo el ejemplo de Nate McLouth:
Nate McLouth no es un ser especial. Es un gringo cualquiera de Michigan. Aprendió a hablar español porque quería aprenderlo. Porque entendía que el poder hablar con sus compañeros en su idioma natal era algo muy, pero muy significativo. Es una lástima que otros jugadores y managers norteamericanos no hagan el mismo esfuerzo. Y cuando se trata del manager de los Padres de San Diego, el único equipo de la MLB que está situado en un area metropolitana verdaderamente transfronteriza, es más que una lástima. Es una vergüenza.